¿Sabía que el 70% de las iniciativas de transformación no logran los resultados esperados?(McKinsey & Company)
Si ha participado en proyectos de mejora, esa estadística probablemente no le sorprende. Los equipos pasan días, a veces semanas, reunidos en talleres, creando mapas detallados de procesos, diagramas de flujo de valor y diagramas de flujo. Las partes interesadas se alinean, las ineficiencias se identifican y el optimismo es alto. Sin embargo, cuando se trata de implementar, las cosas no siempre van de acuerdo con el plan. Los resultados no son suficientes, el impulso se detiene y la frustración se instala.
Entonces, ¿por qué sucede esto con tanta frecuencia? Porque los mapas de proceso por sí solos no son suficientes.
Los mapas le muestran lo ideal, no la realidad
Los mapas de proceso y los diagramas de flujo son excelentes herramientas para visualizar cómo debería funcionar idealmente un proceso. Ayudan a los equipos a acordar cómo deberían fluir las cosas, resaltan los cuellos de botella teóricos y le ofrecen un lenguaje común para las conversaciones sobre mejora. Pero falta una parte crítica, no explican lo que realmente sucede cuando se establece la realidad:
- ¿Cómo responde su proceso bajo presión?
- ¿Qué pasa si la demanda de los clientes aumenta repentinamente más allá de su capacidad planificada?
- ¿Cómo influyen las demoras, el retrabajo o la escasez inesperada en su operación?
Sin respuestas claras, los equipos se quedan con las conjeturas, y las conjeturas son costosas.
Y según Gartner, el 60% de los esfuerzos de optimización de procesos tienen un rendimiento inferior simplemente porque los equipos no prueban ni validan adecuadamente sus mejoras antes de implementarlas. Cuando la realidad se establece, las mejoras no probadas suelen conducir a nuevos cuellos de botella, retrasos operativos e interrupciones. IDC incluso estima que los procesos ineficientes cuestan a las empresas entre el 20% y el 30% de los ingresos anuales. Esas pérdidas suelen provenir directamente de buenas intenciones que no se probaron adecuadamente.
El verdadero costo de las conjeturas
Imagine: Ha rediseñado su línea de manufactura para aumentar el rendimiento. El mapa de proceso se ve perfecto. Pero luego, las materias primas llegan tarde o los equipos críticos fallan inesperadamente. Sus mejoras cuidadosamente mapeadas se vuelven insignificantes, y su operación tiene dificultades una vez más.
Esto no es hipotético, es la realidad a la que se enfrentan innumerables equipos que se basan solo en diagramas estáticos. Los costos van más allá de las operaciones; el incumplimiento de los plazos, el aumento de los gastos y el daño de las relaciones con las partes interesadas pueden ser el resultado de supuestos no probados.
Aquí es donde la simulación cambia completamente el juego. A diferencia de los mapas estáticos, la simulación da vida a sus procesos. Puede poner a prueba las mejoras en innumerables escenarios, todo sin arriesgarse a sufrir interrupciones en el mundo real.
La simulación permite a su equipo:
- Predecir con precisión cómo funcionan los procesos en diferentes condiciones.
- Identificar cuellos de botella y vulnerabilidades ocultas antes de la implementación.
- Proporcione pruebas claras y basadas en datos de que los cambios producirán resultados.
Workspace + Simul8: Conectando la planeación y la realidad
Construimos específicamente la integración entre Minitab Workspace y Simul8 para abordar esta brecha crítica. Con un solo clic, sus mapas detallados de proceso de Workspace se vuelven instantáneamente dinámicos, funcionando como simulaciones en Simul8, sin necesidad de un desarrollo o retrabajo adicional.
- Información instantánea: Ejecute escenarios rápidamente para ver exactamente cómo funcionan las mejoras.
- Riesgo reducido: Detecte los posibles obstáculos y abórdelos antes de que ocurran.
- Decisiones más rápidas y seguras: Pase rápidamente de la planificación a la acción, respaldado por datos confiables.
Mejora real significa rendimiento comprobadO
Los esfuerzos de su equipo son demasiado importantes como para dejarlos al azar. Los equipos operativos actuales no pueden permitirse conjeturas, necesitan certeza. La certeza de que los cambios producirán resultados tangibles y medibles.
Ese es el verdadero poder de la simulación. Garantiza que sus planes de mejora no se detengan cuando se enfrente a la realidad. En cambio, su equipo puede ejecutar con confianza, sabiendo que cada cambio ha sido validado exhaustivamente.
En pocas palabras, mapear sus procesos es un gran comienzo, pero demostrar que realmente funcionarán es lo que más importa.
Vea cómo Simul8 y Workspace trabajan juntos para convertir los mapas estáticos de procesos en mejoras dinámicas y comprobadas.
